Naciendo de nuevo
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"El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.” Juan 3:6 NTV
Juan el discípulo amado, escribió su evangelio para dar un aporte peculiar al registro de la vida del Señor; este libro es complementado y suplementado por Mateo, Marcos, y Lucas. Juan escribió para convencer a sus lectores de la identidad verdadera de Jesus como el Dios encarnado que es Jesucristo el Mesías. Aunque este libro parece simple y claro, las verdades reveladas en este, son profundas.
Una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, venimos a ser nuevas criaturas. Ahora se supone que seamos guiados por el Espíritu y no por la carne. Ahora bien, Nicodemo era un maestro de la ley y miembro del Sanedrin, enseñaba las escrituras!
Sin embargo, no era sorpresa que no entendiera lo que Jesús estaba hablando porque antes de Jesús, estaba la ley, y la ley sólo enseñaba a los hombres lo que estaba mal. Las personas ya estaban acostumbradas a seguir la ley y obedecerla por obligación, así como nosotros seguimos hoy las leyes de tránsito.
Pero Jesús vino para a través de su sacrificio otorgarnos la gracia, y es por eso que hoy tenemos acceso a Su precencia.
ANDANDO EN EL ESPIRITU
Nosotros tenemos el gran privilegio de vivir bajo la gracia, y el Espíritu Santo nos ayuda a vivir una vida en santidad. Cuando nosotros aceptamos el sacrificio de Jesús y decidimos vivir para El, estamos naciendo de nuevo en el Espíritu; ahora somos nuevas criaturas y estamos viviendo y siendo guiados por el Espíritu de Dios. Ya no somos esclavos al pecado sino que ahora andamos en el Espíritu, alimentamos nuestro espíritu a través de la palabra de Dios y la comunión con El.
A través de Jesús podemos recibir al Espíritu Santo que es quien nos guia y nos ayuda en cada etapa del camino. Es entonces cuando entramos en la batalla espiritual entre El Espíritu Santo que busca agradar a Dios, y nuestra carne, que va en contra de los designios de Dios.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. “
Mateo 26:41
Si nos descuidamos y dejamos de alimentar nuestros espíritu, perdemos el discernimiento de las cosas espirituales ya que es a través del Espíritu Santo que estas pueden ser percibidas.
PERCIBIENDO LO ESPIRITUAL
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” –
1 Corintios 2:14
Si andamos en la carne, nos desconectamos del Espíritu Santo, y nuestro discernimiento a las cosas espirituales se embota porque el hombre natural no puede percibir lo espiritual.
Hoy te animo a que si sientes que te falta discernimiento de lo espiritual, si te sientes desconectado de Dios o lejos de Dios, hoy vuelvas a conectarte. Vuelve a ese primer amor, cuando primero aceptaste a Dios y amabas su palabra. Todos pasamos por un momento de rebelión en el que escogemos hacer las cosas que agradan a nuestra carne y ignoramos o rechazamos lo que agrada a Dios. Pero hoy Dios te da la oportunidad de volver a ese lugar de intimidad, y nazcas de nuevo en Su presencia. Dios tiene un plan maravilloso preparado para tu vida y quiere mostrarte cosas extraordinarias! Pero para poder percibirlas tienes que acercarte a Él y dejarte guiar por Su Espíritu Santo.
“Los que siguen el buen camino temen al Señor; los que van por mal camino lo desprecian.”
Proverbios 14:2 NTV
ORACION FINAL:
Señor, hoy quiero agradecerte por tu infinita misericordia, gracias por hablar a mi vida. Gracias por no rendirte en tus intentos constantes para llamar mi atención. Hoy decido entrar en un tiempo de intimidad contigo en el que yo pueda conocerte más y entender tu corazón. Perdóname las tantas veces que te he despreciado, andando en la carne y haciendo cosas que no te agradan. Perdóname Jesús por haber abusado de tu gracia en vez de apreciar tu sacrificio por mi en la cruz del calvario. Padre eterno, hoy decido volver a ti, no voy a rechazar esta preciosa oportunidad que me has regalado, decido caminar por tus senderos y hacer tu voluntad; en el nombre de Jesús, amén