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“¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero te pierdes o destruyes a ti mismo?" Lucas 9:25 NTV
CONTEXTO:
En esta ocasión Jesus les hablaba a sus discípulos acerca de lo que él tenia que pasar, de cómo era necesario que él fuera desechado y muerto, para luego resucitar al tercer día. Y luego les dice a todos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. ” También les dice que todo aquel que se aferre a la vida, la perderá, pero si entrega su vida por su causa, la salvará.
Una de las palabras que Jesus mas repite en su tiempo como hombre en la tierra es: “sígueme.” Pero Jesus explicó lo que seguirlo conlleva; seguir a Cristo es un sacrificio diario de negarnos a nosotros mismos. Quizás te preguntes: Pero porqué tengo que negarme a mi mismo para poder seguir a Jesus?
La respuesta es simple: “Todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.” (Romano 3:23 NTV)
La carne y el espíritu se oponen entre si
“La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones”
Galatas 5:17 NTV
Nuestra naturaleza caída, se opone a los designios divinos. Jesus pagó el precio por nuestra salvación, abriendo así la puerta hacia el padre; la cual había sido destruida por causa del pecado de Adan en el principio. “Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos.” (Romanos 5:19)
“Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo” (Romanos 5:15)
A nosotros nos toca cuidar de esa salvación que obtenemos una vez aceptamos a Cristo como nuestro salvador y señor. Jesus es el único puente que nos lleva hacia el padre, el único camino, la única verdad, y la vida. Pero nosotros somos propensos a ceder a los deseos de nuestra carne, los cuales nos alejan de Dios. Uno de los deseos de nuestra carne es el querer agradar a todo el mundo, y muchas veces ese deseo nos lleva a negar a Cristo y su verdad. Esta es la razón por la que Pablo dijo:
Seguir a Cristo significa ser diferente, e ir en contra de la corriente. Es evidente que esta sociedad en la que vivimos aplaude el agradar a la carne siempre y cuando “seas feliz.” Pero la verdadera felicidad no es algo que podemos obtener sin Cristo. La “felicidad” que este mundo ofrece es una felicidad temporal y hueca que fluctúa dependiendo de lo que tengamos y no tengamos. Sin embargo, el verdadero gozo es un fruto del Espíritu, es el gozo que solo Jesus puede darnos; “Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.” (1 Pedro 1:8)
“Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma.” -Santiago 4:14 NTV
Estas cuidando tu salvación?
No hay nada en este mundo que se compare a la salvación de Dios y la oportunidad de estar en la presencia de Dios. No hay nada que este mundo pueda ofrecer que sea mejor que una eternidad con Cristo.
EL UNICO QUE PUEDE SATISFACER EL CORAZON HUMANO ES AQUEL QUE LO HIZO.
Me mostrarás el camino de la vida; me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre.
Salmos 16:11 NTV
ORACION FINAL:
Padre celestial, gracias por hablar a mi vida en este día. Gracias por mostrarme el valor de tu salvacion. Hoy decido agradarte a ti antes que a los hombres, que aunque lo pierda todo por seguirte a ti, valdrá la pena porque esta vida no se compara a una eternidad contigo. Hoy decido seguirte a ti, y negarme a mí a mismo/a. No voy a arriesgar una eternidad junto al padre por un momento de placer pasajero o una “felicidad” temporal. Tu palabra dice que soy más que vencedor, en el nombre de Jesus, amen.