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“Cuando Herodes Antipas, el gobernante de Galilea, oyó hablar de todo lo que Jesús hacía, quedó perplejo. Algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de los muertos. Otros pensaban que Jesús era Elías o algún otro profeta, levantado de los muertos. «Decapité a Juan —decía Herodes—, así que, ¿quién es este hombre de quien oigo tantas historias?». Y siguió tratando de ver a Jesús.”

‭‭Lucas‬ ‭9:7-9‬ ‭NTV

CONTEXTO:

Herodes decapitó a Juan el Bautista obligado por su mujer.

(Mateo 14)

La decapitación es la separación por cercenamiento de la cabeza y el cuerpo de un objeto u organismo viviente. Decapitar en el sentido figurativo significa: dejar a una institución, sociedad, organización, etc., sin sus principales dirigentes.

Cuando una persona es decapitada pierde mucha sangre del cuerpo decapitado y de la cabeza, causando que la presión sanguínea disminuya, hay una rápida pérdida de conciencia lo que lleva consecuentemente la muerte cerebral. El cerebro controla los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, la memoria, las emociones y procesa la información que recibe a través de los sentidos.

Cristo es nuestra cabeza, El es quien nos dirige como cuerpo de Cristo y sin El estamos muertos espiritualmente. Automáticamente nos separamos de Cristo, dejamos de ser. La intención del enemigo es separarnos a nosotros como cuerpo, de Cristo que es la cabeza. Su intención es que nos desprendamos de lo que Cristo estableció logrando en sí que no vivamos en acorde con su palabra.

Herodes pensó que acabando con Juan el Bautista acabaría con la verdad, y quedó absolutamente perplejo cuando se levantó uno aún mayor que Juan el Bautista ; Jesús de Nazaret. De igual manera el enemigo ha intentado acabar con la iglesia. Hoy en día podemos palpar el ataque sutil y silencioso pero a la vez obvio que se está levantando en contra de la iglesia. Quieren silenciarnos, quieren que cesemos de pregonar que Cristo viene. Quieren matar y destruir nuestra adoración; y aislarnos para que las personas no escuchen la verdad para salvación de sus almas.

LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PREVALECERAN EN CONTRA DE LA IGLESIA.

Mateo 16:17-19

A través de la biblia vemos ejemplos de cómo cada vez que la maldad de el hombre se multiplicaba y se levantaban en contra de Dios, había un remanente dispuesto a permanecer firme y hacerle la guerra.

Algunos ejemplos son:

• Noe: Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.(Genesis 6:8)

• Ester: “¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?”. (Ester 4:14)

• Daniel: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse..” (Daniel 1:8)

• Sadrac ,Mesac y Abednego: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. ” (Daniel 3:17-18.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

Mateo 11:11-13

Cada ves se hace mas difícil entrar al cielo, pero nuestra fe se hace cada vez mas resistente..

Remanente es lo que ha subsistido o perdurado a pesar del paso del tiempo.

Al igual que Herodes, el enemigo quedará perplejo una y otra vez! Porque así como el pueblo de Israel se multiplicaba en medio de la opresión, mientras más nos opriman mas nos multiplicaremos!! Y la gloria postrera será aún mayor que la primera. Siempre que la maldad abunda, la gracia sobre abunda! Siempre hay un remanente que no le teme a nada porque sabe que el Gran yo soy los respalda! Un remanente con más gloria, más unción, llenos del Espíritu Santo. Con denuedo, autoridad y sabiduría de lo alto para anular, cancelar y combatir todo argumento, teorías o leyes que se levanten en contra de la verdad.

ORACION FINAL:

Padre celestial, gracias por hablar a mi vida en este día. Gracias por avivar mi espíritu y re enfocar mi mirada en ti. Muchas veces veo la maldad y como las cosas van de mal en peor, y se me olvida que para un tiempo como este me has llamado. Hoy empiezo un propósito de alimentarme con tu palabra y vestirme de tu armadura para poder luchar en contra de las artimañas del enemigo. Quiero ser parte de ese remanente que estás preparando para pregonar tu verdad y romper toda muralla de mentira y corrupción en contra de mi fe, y mi familia. Aquí estoy Señor, como un soldado preparado para seguir tus órdenes; en el nombre de Jesús, amén.